Lo primero es que deseches la mentalidad de escasez. Ten la certeza de poder mejorar tus finanzas. Piensa en abundancia y prosperidad. Aplica para todos los aspectos de tu vida. Cuando te alegras por los éxitos y crecimiento de los otros, estás generando una vibra positiva a tu alrededor que se manifiesta con grandes bendiciones. No te quejes por lo que te falta. Agradece por lo que tienes y lo que está por llegar.

Realiza una lista de lo que realmente necesitas. Este punto no es contrario al anterior. Se trata de que escribas lo que requieres para vivir sin carencias. ¿Cuántos pares de zapatos debe haber en tu armario? ¿Cuántos abrigos? ¿Cuántos relojes? ¿Cuántas cremas? ¿Cuántas baterías de cocina? ¿Cuántos celulares?

Elabora un presupuesto mensual de gastos. En nuestra web: www.hago.net.co (al final de este artículo) te dejamos una plantilla modelo que puedes utilizar y que te ayudará a organizar mejor tus ingresos y egresos.

 Regresa al punto anterior y revisa nuevamente el presupuesto que elaboraste. Seguramente encontrarás dos o tres puntos que no son importantes y que puedes eliminar sin que afecte tu calidad de vida. Por ejemplo: baja el plan del celular o de la televisión por cable.

Evita los mini gastos diarios. Todos suman y al final de un período se convierten en un gasto mayor. Por ejemplo: la compra de agua o café en la calle. Reemplaza ese gasto por un termo que lleves con lo preparado en casa. Además de significar un ahorro importante, colaborarás con el medio ambiente.

Amortiza tus deudas de manera anticipada. Se lee más complicado de lo que realmente es. Es probable que te sientas limitado al principio, pero después aprenderás a vivir con menos mientras terminas de pagar. La sensación de tranquilidad que esto genera es indescriptible.

Ahorra un porcentaje de tus ingresos. Mínimo el 5% de lo que recibes al mes, resérvalo sin excusas. Este punto también se lee más complicado de lo que realmente es, pero si dejas de gastar en cosas innecesarias, encontrarás que te queda una reserva que se puede llegar a convertir en un posible salvavidas más adelante o en la cuota inicial de un inmueble o de estudios que quieras cursar.

No sigas en redes cuentas que te ofrecen productos que te gusta comprar y que te invitan a gastar tu dinero. Mientras disciplinas tus hábitos financieros, desconéctate de la sociedad de consumo. Escoge otro tipo de contenidos que te aporten y te ayuden a conectarte con lo esencial. Haz cursos gratuitos, aprende un instrumento musical, lee un libro, escucha música. Reemplaza lo que te haga gastar por lo que te hace crecer.

Durante los tres primeros meses, revisa diariamente tu planeador de ingresos y egresos. Debes monitorear tu práctica y el uso efectivo y razonable de tu dinero. En la medida en que vayas disciplinando tus hábitos, puedes reducir la revisión de tu planeador a una vez por semana.

Y, por último: descubre tus talentos, tus habilidades, tus fortalezas y ponlas a producir. Esto hará que incrementes tus ingresos y a lo mejor podría convertirse en tu proyecto de vida. Es probable que seas un gran cocinero, profesor de inglés o un gran cuidador. Estos talentos pueden llegar a representar el ingreso adicional que necesitas.